Ollin (México)
Con profunda intuición, Alfredo López Austin escribe acerca de la estructura interna del cosmos invisible y su manifestación cíclica en ritmos precisos:
Este eje tal vez fue concebido como la oposición de dos bandas helicoidales, en perpetuo movimiento giratorio, a manera de un gran malinalli que unía cielo e inframundo pasando por el ombligo de la tierra. Una banda sería la nacida en un mundo inferior, fría, húmeda y nocturna, mientras que la otra sería de naturaleza caliente y luminosa, del mundo superior. El movimiento: originaría la continua sucesión sobre la tierra de los días y las noches. Abundantes son estas figuras de entrelazamientos de las dos bandas opuestas en la iconografía, principalmente en su forma abreviada de ollin. (Algunas ideas acerca de tiempo mítico entre los antiguos nahuas).
«Sólo repetiremos que el símbolo de la doble espiral, a veces disimulado como motivo ‘decorativo’ –en su forma circular o cuadrangular– y que se encuentra desde una punta a otra de América –y en todas las tradiciones conocidas– alude obsesivamente a esta concepción cosmogónica que se expresa no sólo de manera gráfica y visual (como es el caso de ollin y malinalli) sino en el mito y en la estructura misma de las culturas precolombinas –incluso en su organización social– del mismo modo que lo hace el famosísimo símbolo del yin-yang extremo oriental, que reúne estas energías y las complementa en el seno indiferenciado del Tao, del cual se originan y al que retornan.» (Federico González, El Simbolismo Precolombino, cap. «El Cosmos y la Deidad»). → Terremoto.
Glifos Ollin