Musas (gr.)
Himno a las Musas
Cantemos la luz que lleva por el camino del retorno a los hombres; / Glorifiquemos las nueve hijas del gran Zeus, / De luminosas voces; / Cantemos a estas vírgenes que, / Por la virtud de las puras iniciaciones que / Provienen de los libros, despertadores de inteligencia, / Arrancan de los dolorosos sufrimientos de la tierra, / A las almas que erran en el fondo de los pozos de la vida, / Enseñándolas a ocuparse con celo / De buscar y seguir un camino sobre las corrientes / Y profundas olas del olvido, / Y de retornar, puras, al astro paterno, / Hacia este astro del cual un día ellas se apartaron / Cuando, enloquecidas por el deseo, de los groseros / Bienes de la materia, cayeron en el áspero mundo de la generación. / Y en cuanto a vosotras, oh Diosas, / Apaciguad el impetuoso impulso que me impulsa al delirio, / ¡Y haced que las inteligentes palabras me transporten a un santo éxtasis! / Que la raza de los hombres que sólo sienten miedo hacia Dios / No me aparte de los caminos divinos, / ¡Deslumbrantes y llenos de luminosos frutos! / De lo profundo del caos, / Perdida por el devenir en mil caminos errados, / Atraed a mi alma que busca sin cesar la pura luz; / Y, llenándola de vuestras gracias, / Que poseen el poder de aumentar la inteligencia, / Dadle la gracia de poseer para siempre el glorioso privilegio / De pronunciar con facilidad las elocuentes palabras / ¡Que seducen los corazones! (Himnos de Proclo). → Memoria.
Las Musas fueron primero las ninfas, inspiradoras de los cantos y la poesía, siendo luego las patrocinadoras de las artes y las ciencias con su nuevo nombre.
Tritonius y Celtes, Melopoiae.
Augsburgo 1507
Hijas de Zeus a quien conmueven con sus cantos dedicados a honrarle; pese a que Pausanias dice que ha habido dos generaciones de Musas, siendo la primera descendiente de Urano y Gea.
Homero habla de ellas sin especificar su número aunque se las considera como siete y sobre todo nueve. Hesíodo el que dice que su Teogonía ha sido inspirada directamente por ellas así las menciona:
… nueve jóvenes de iguales pensamientos, interesadas sólo por el canto y con un corazón exento de dolores en su pecho, dio a luz aquélla (Mnemósine), cerca de la más alta cumbre del nevado Olimpo. (Hesíodo, Teogonía, 60-63).
Clío, Euterpe, Thalía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania y Calíope. Esta es la más importante de todas… (76-80).
Los sitios preferidos de estas deidades eran algunas fuentes en cuyas vecindades se encontraban templos en su honor, por ejemplo las de Hipocrene y Aganipe en el Monte Helicón (surgidas de los cascos de Pegaso) y la de Castalia a los pies del Parnaso, donde habitaban.
Los espartanos las invocaban antes de la batalla –al igual que muchos sabios y artistas– y se las relacionaba con Dioniso y Apolo. Se las representa como vírgenes.
Feliz aquél a quien aman las musas. Dulce fluye de su boca la palabra. (Himnos Homéricos, XXIV).
2. Se dice en Píndaro (fragmento de su Himno a Zeus, transmitido por Elio Arístides), que cuando Zeus terminó la creación del mundo preguntó a los dioses si faltaba algo para que este fuese perfecto, admirados de tanta belleza respondieron que una voz divina que cantara las alabanzas de esa obra extraordinaria. Y le rogaron que engendrara a las Musas. Pero ¿quiénes son las Musas? Ya sabemos que son hijas de Mnemósine, la Memoria, que son llamadas olímpicas, como su padre, y que son nueve: Clío anima el cielo de la Luna; Calíope, el de Mercurio; Terpsícore, el de Venus; Melpómene el del Sol; Erato, el de Marte; Euterpe, el de Júpiter, Polimnia el de Saturno; Urania el de las estrellas fijas y, a Talía, nombre también de una de las Tres Gracias, la vemos abajo en la tierra y en la cúspide junto a Apolo que preside el coro de las Musas. Ellas son las que cantan a través del poeta, del bardo, celebrando la verdad y la belleza de toda la creación. El artista no es tal sin su inspiración. «Dichoso aquel a quien las Musas aman, dulce fluye de su boca el acento». Cuando el hombre, sumido en la contemplación de la armonía y belleza de la naturaleza, de otros mundos –a los que el Símbolo, el Rito y el Mito abren las puertas– eleva su voz en canto de alabanza, es la Musa la que canta, es la voz y la palabra, de las que el artista participa, podríamos decir, como instrumento y que recibe como oyente. (M. V. Espín, «Júpiter». Revista Symbolos Telemática). → Poesía → Música.