Memoria
La memoria del Sí Mismo deja un rastro invisible en aquellos que han tenido la gracia de presentirla, lo que los incita, en el tiempo, a hallarla nuevamente. Recuperar dicha memoria es fundamental y debe hacerse todo para eso. Componente esencial de la vida del ser humano, sin la cual no pueden fijarse los conceptos más existenciales, pues sin ella somos incapaces de recordar, ni siquiera, el ritmo de nuestras actividades motoras, tan ensamblado está el todo en el ser humano; igualmente éste en el Universo, un conjunto análogo de características más amplias.
2. Mnemosyne es la diosa griega de la memoria, hija de Urano y Gea, madre de las Musas engendradas con Zeus a lo largo de nueve noches, la cual era la que insuflaba la anamnesis en los seres humanos. Invocarla es llamar a la Inteligencia Universal para que se haga en nosotros. Lo fijo debe primar sobre lo aéreo para dejar así grabado en el papel, en la tablilla de barro, o el rollo, y el libro, las enseñanzas para llegar al Conocimiento acuñadas por el dios revelador; el que burila debe cuajar las ideas y dioses que le preceden y sobre todo ser muy amigo de Platón que escribió lo siguiente:
Disposición del alma capaz de conservar la verdad que hay en ella. (Definiciones).
3. El Arte de la Memoria es una disciplina de origen clásico y carácter esotérico practicada para entrenar en la Anamnesis. Similar objetivo persiguen los ejercicios mnemotécnicos de todo tipo que se realizan con la materia casi virtual de la memoria, elemento tan básico y misterioso en el hombre, que por medio de ella el pasado se hace presente. En el Renacimiento este arte de tipo clásico volvió a brillar generando una profusa y extraordinaria iconografía. → Arte. 4.
4. Quien bebe de las fuentes del río Leteo se somete al olvido y muere su alma reencarnando así en el ciclo del devenir.
5. Los iniciados están confiados y alegres esperando el momento en que la memoria se olvide definitivamente de sí misma.
Júpiter y Mnemosine
Marco Liberi, 1644-1691, Venecia
6. Invoco a la soberana Mnemósine, que comparte el lecho de Zeus y engendró a las Musas sagradas, piadosas y de sonora voz; que siempre se mantiene al margen del pernicioso olvido que daña la mente y conserva todo su pensamiento en estrecha relación con las almas de los mortales, acrecienta la capacidad y el poder de raciocinio de los humanos y, muy dulce y vigilante, recuerda todo pensamiento que cada uno siempre guarda en su pecho, sin desviarse jamás y excitándole a todos su espíritu. Pero, venga, afortunada diosa, instígales a tus iniciados al recuerdo del piadoso ritual y manda lejos de ellos el olvido. (Himnos Órficos, LXXVII, A Mnemósine).