DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Montaña

La montaña es uno de los símbolos más evidentes del eje como los que ya hemos citado en otras entradas. Por otra parte la montaña representa la sumidad, y el ascenso a ella, en todas las Tradiciones, es signo de elevación espiritual.

De otro lado la pirámide es la réplica humana de la montaña. Este símbolo tiene como contrapartida el de la caverna o gruta, como también lo eran las criptas en las pirámides egipcias y mesoamericanas, donde se han encontrado las tumbas de sus dirigentes máximos. El zigurat caldeo es también una montaña que se asciende por un recorrido espiral que simboliza la salida de la perpetua circularidad de la rueda cósmica.

Lambsprinck. Tratado de la Piedra Filosofal, fig. XII. 1677.
Lambsprinck. Tratado de la Piedra Filosofal, fig. XII. 1677

En algunas Tradiciones las montañas son consideradas los cuerpos de antiguos gigantes muertos o dormidos.

El volcán es una especie diferente de montaña cuyo fuego devastador siempre ha sido motivo de asombro y donde reina Vulcano, desde su fragua, en la que trabaja los metales. Este símbolo, como el del dios metalúrgico, ha sido vinculado con lo inferior, el Infernus. Desde el centro del volcán a veces se vomita fuego, y rocas se disparan como balas de cañón, ya que el azufre es un integrante de la pólvora; allí también se forman ríos de lava que arrollan con poblaciones enteras o con toda una isla como ha sido el caso de Krakatoa a finales del siglo XIX y cuya expansión destructiva llegó a más de 800 Km. de distancia. Se trata de la ira de los dioses imposible de apaciguar, por ningún esfuerzo humano, como lo son todas las catástrofes ante las cuales el hombre no puede dejar de percibir su insignificancia.

Son numerosísimos los montes sagrados a los pies de los cuales se han constituido las culturas del género humano. Todos los pueblos han tenido una montaña sacra alrededor de la cual se han expandido, tal el caso del Monte Meru (como prototipo) para los hindúes, o de cualquier otro que uno pueda tener, incluso muy cercano a su morada, como el Montjuïc (Mons Jovis, Monte de Júpiter) para los catalanes. Igualmente, a veces son varias las colinas sagradas, como es también el caso recién citado de Barcelona o el de las siete colinas romanas. Montes sacros son: el Alborj entre los antiguos persas, el Sinaí y Moriah entre los hebreos, el Gólgota para los cristianos, la montaña Qaf entre los árabes, el monte Uluru (o Ayers Rock) entre los aborígenes australianos, etc., etc.…

Recordar que en muchas Tradiciones también los montes son los habitáculos de los dioses, sus altas moradas, como fue el Olimpo para los griegos.

Dante en la Divina Comedia sitúa el Paraíso en la cima de una montaña. Es decir, el lugar del Origen, que se expande desde la unidad de su vértice mediante efluvios a la multiplicidad de la base; este Paraíso para los cristianos era un jardín y el lugar original de la Creación.

Finalmente mencionar el célebre Sermón de la Montaña, uno de los textos fundamentales del Evangelio cristiano. Eje.