Día
El término día de modo genérico indica un número de tiempo, o era, así llamada: los soles mesoamericanos, días, o las eras inmensas, un día del sol, etc.
Esto es confirmado por la cultura maya, donde el término kin denota tanto a veinticuatro horas, como al año: 365 días.
Pero en rigor, para todos los pueblos herederos de la cultura astronómica caldea, es el camino aparente del sol en el día, 24 horas, (aunque en realidad es la tierra la que se mueve alrededor del sol).
Según Hesíodo en Los Trabajos y los días → Año:
Los días
Ten buena cuenta como es debido de los días procedentes de Zeus y advierte a los criados que el treinta del mes es el mejor para supervisar los trabajos y repartir las raciones cuando las gentes alcanzan a distinguir su realidad.
Estos son los días que vienen del providente Zeus:
En primer lugar, el uno, el cuatro y el séptimo, día sagrado; pues en él parió Leto a Apolo de espada de oro.
El octavo y el noveno del comienzo del mes son dos días excelentes para dedicarse a las ocupaciones humanas.
El undécimo y duodécimo son ambos buenos para esquilar las ovejas o segar el reconfortante fruto. El duodécimo es mucho mejor que el undécimo, pues en él hila su tela la araña suspendida en el aire, después de mediodía, y es cuando la prudente recoge sus granos. En él, que la mujer prepare el huso y comience su tarea.
En el trece del comienzo de mes guárdate de iniciar la siembra; en cambio es el mejor para plantar.
El sexto de en medio es muy nefasto para las plantas y bueno para el nacimiento de un varón; no es propicio para la joven ni para nacer en primer lugar, ni tampoco para casarse.
Tampoco el primer sexto es favorable para el nacimiento de una joven, pero para castrar los cabrones y los rebaños de carneros y cercar un establo para el ganado es día propicio; también es bueno para el nacimiento de un varón: a éste le gustará decir bromas, embustes, frases lisonjeras y furtivos requiebros.
En el octavo del mes castra el cerdo y el buey de potente mugido, y en el duodécimo los asnos sufridos para el trabajo.
En el gran veinte, día lleno de sentido, que nazca el juez; pues resultará de mente muy equilibrada.
Bueno para el nacimiento de un varón es el décimo y para una niña el cuarto de en medio; en él calma las ovejas, los bueyes de marcha basculante y cuernos retorcidos, el perro de afilados dientes y los asnos sufridos para el trabajo, pasándoles la mano por encima. Evita en tu corazón […] que los sufrimientos te corroan el alma; es un día especialmente sagrado.
En el cuarto del mes, llévate a casa una esposa después de consultar las aves que sean más propicias para este asunto.
Guárdate de los cincos, pues son duros y terribles. En un quinto dicen que las Erinias atendieron al Juramento en su nacimiento, al que parió Eris como azote para los perjurios.
En el séptimo de en medio echa el sagrado grano de Deméter en la era redonda con el ojo muy bien abierto y que un leñador te corte troncos para el tálamo y abundantes maderos de barcos, que sean apropiados para las naves. En el cuarto empieza a construir las naves ligeras.
[El nueve de en medio es un día mejor por la tarde y el primer nueve completamente inocuo para los mortales; pues es bueno para plantar y para que nazca un varón o una mujer, y nunca es un día totalmente malo.
Pocos saben en cambio que el tercer nueve del mes es el mejor para [empezar una jarra, poner el yugo en el pescuezo a los bueyes, mulos y caballos de rauda pezuña] y sacar al vinoso ponto la rápida nave de muchas filas de remos; pocos le dan su nombre correcto.
En el cuatro abre una jarra: el de en medio es día sagrado por encima de todos; en cambio pocos saben que el de después del veinte es el mejor del mes al despuntar el alba; pero por la tarde es peor].
Estos días son de gran utilidad para los que habitan sobre la tierra; los demás quedan en medio, indiferentes, sin aportar nada. Cada uno aconseja uno diferente y pocos conocen su verdadero sentido. Unas veces un día se comporta como madrastra y otras como madre.
Feliz y dichoso el que conociendo todas estas propiedades de los días trabaja sin ofender a los Inmortales, consultando las aves y evitando transgresiones.
Período calendárico de tiempo. Códice Madrid, pág. LXXV-LXXVI