Visión
La meditación y la contemplación provocan la visión del ojo del alma, llamada también Inteligencia del corazón, completamente distinta a la capacidad visual de éste o aquél.
De hecho muchos no videntes han poseído esta virtud como es el caso de numerosos vates (Homero) y hombres de Conocimiento.
Como se ve, la visión de la que se trata es espiritual y por lo tanto interna y nada tiene que ver con las engañosas formas que percibe el ojo.
En numerosas Tradiciones se habla de haber tenido una visión «muchas veces en sueños» y se refieren a la certeza y la profecía; tal las visiones chamánicas, entre las cuales no queremos dejar de mencionar a las tribus norteamericanas, que incluso buscan esa visión y la ritualizan de distintas maneras (vision quest). También las plantas sagradas y alucinógenas provocan visiones cargadas de contenido en las que aparecen a menudo elementos animales ligados a seres humanos y otras manifestaciones ctónicas y celestiales. Algunos santos han visto abrirse los cielos en determinados momentos o han recibido la visión acompañada de elementos atmosféricos como rayos y truenos. Cuando estas visiones no son engañosas el corazón lo sabe y sigue su camino. Con los años esta aceptación puede considerarse como profética.