Unidad
En el libro Tratado de la Obra de los Seis Días, Thierry de Chartres nos enseña respecto a la Unidad:
30-31. La unidad precede toda alteridad porque la unidad precede al dos, que es el principio de toda alteridad. Pues, «otro» se dice siempre a partir de dos. En consecuencia, la unidad precede a toda mutabilidad, ya que toda mutabilidad obtiene su sustancia a partir del dos. Ciertamente, nada es susceptible de cambiar o moverse si no es también susceptible de hallarse primero de un modo y después de otro. Por lo tanto, la unidad precede a esta alteridad de modos, y, por tanto, también a la mutabilidad.
Pero toda criatura está sometida a la mutabilidad. Y cualquier cosa que existe o es eterna o es criatura. Así pues, puesto que la unidad precede a toda criatura, es preciso que sea eterna. Pero lo eterno no es otra cosa que la divinidad. Por consiguiente, la unidad es la misma divinidad.
Ahora bien, la divinidad es la forma del ser [forma essendi] para cada cosa. Pues, igual que algo es luminoso gracias a la luz o cálido gracias al calor, así cada una de las cosas alcanza su ser [esse] por la divinidad. De ahí que se afirme con verdad que Dios está completo y esencialmente en todas partes. La unidad, por tanto, es la forma del ser [forma essendi] de cada cosa. De ahí que se diga con verdad: todo lo que es, es porque es uno.
2. La unidad es el mayor de los símbolos porque implica en sí la totalidad de lo que es, ha sido y será, y al mismo tiempo todo aquello que no es, y que no tiene cabida en la manifestación. Y lo hace en distintos mundos e igualmente en diferentes grados de conciencia del alma humana.
Paradojalmente es también el de menor valor de la serie numérica, que en él comienza.
La unidad no está determinada sino por su propia afirmación y es la mejor imagen de la conciliación de opuestos. Y más allá de ella no hay nada de lo que pudiera decirse es algo. → Uno.
La Unidad se hace dos pero es lo mismo, porque la dualidad vuelve a la centralidad, es decir, la conjunción de opuestos.
Es también el mayor de los símbolos porque sin ella sería imposible el pasaje al No-Ser.
3. ¿Es verdadera la afirmación de la unicidad del universo o sería más correcto decir que hay muchos e incluso infinitos mundos? Uno, si en realidad ha de estar fabricado según su modelo. Pues lo que incluye todos los seres vivos inteligibles existentes nunca podría formar un par con otro porque sería necesario otro ser vivo adicional que los comprendiera a estos dos, del que serían partes, y entonces sería más correcto afirmar que este mundo no se asemeja ya a aquéllos sino a aquel que los abarca. Por ello, para que en la singularidad fuera semejante al ser vivo perfecto, su creador no hizo ni dos ni infinitos mundos, sino que éste, generado como un universo único, existe y existirá solo. (Platón, Timeo, 31-b).