Seis
Se corresponde geométricamente con el hexágono que es el único polígono regular cuyo radio repetido seis veces completa la superficie de la circunferencia dividida en seis puntos. La figura resultante contiene además una estrella de seis vértices conformada por dos triángulos equiláteros: uno ascendente y otro descendente entrelazados que constituye el símbolo por excelencia de la analogía (y su inversión) y que hemos visto realizada por innumerables pueblos y los occidentales llamamos Estrella de David, y que es asociada hoy con el pueblo de Israel, al punto de figurar en la bandera de su estado. Es el centro del Árbol Sefirótico y el medio de la columna del equilibrio; relacionada planetariamente con el sol, por lo tanto el fiel de la balanza cósmica a ese nivel. Su nombre es Tifereth.
Es igualmente el signo de la complementación de opuestos en una única figura con dos polaridades. En lo tridimensional es el cubo (seis caras) proyección del cuadrado y figura prototípica de la estabilidad asociada con la tierra, mientras el círculo (o el semicírculo), o sea la esfera en lo volumétrico, se vincula con el cielo.
Mandala de Vajravarahi, Tíbet, s. XIX
A la Jerusalén Celeste se la asocia con un cubo pues sus lados son idénticos en su longitud, anchura y altitud según San Juan en el Apocalipsis. Además está relacionada con las seis direcciones del espacio si se agregan a las cuatro planas el zénit y el nadir. En lo temporal se refiere a los seis días de la creación del mundo siendo el séptimo el día del sol (domingo) donde Dios reposó y que en geometría se corresponde con el punto de intersección de los radios de los que hablamos más arriba. El número seis debe vincularse con el macrocosmos según el hermetismo. Los pueblos caldeos lo utilizaban como base de su numeración y su cosmogonía (y calendarios) ya que calculaban la superficie del círculo en 360º = 6 x 60. De ellos hemos heredado nuestra Astronomía.
Este número se vincula con la carta del Tarot llamada El Enamorado, donde el sujeto se encuentra en medio de una escena y debe optar por dos caminos señalados por mujeres entre las que debe elegir, (Areté y Kakía), como es el caso del Enamorado en cuestión. Una está dibujada como bella y la otra como fea, y se dice que indican la virtud y el vicio.