DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Sacerdotes-Sabios

En las civilizaciones precolombinas –como en todas–, los «sacerdotes» jugaron el papel más importante dentro de su organización y cíclicamente se los encuentra en la cúspide de la misma. Eran hombres de Conocimiento encargados de conservar las Tradiciones, de mantener vivo lo sagrado, de actuar y transmitir los mitos y los ritos que les fueron revelados por sus dioses, guías espirituales de su pueblo. Se los ve actuando en distintas funciones y niveles, ya sea en tribus nómadas o representando diversos papeles fundamentales en las civilizaciones; son los sabios, pertenecientes a una «casta», herederos directos de los dioses, intermediarios que establecen perennemente la comunicación de la tierra con el cielo; conocedores de los secretos tribales que hacen posible que ese grupo mantenga el contacto con el mundo espiritual, que es lo que da el más alto sentido a la existencia de ese pueblo; son los iniciadores en los misterios, que transmiten su conocimiento de generación en generación a través de iniciaciones sapienciales, realizadas mediante rituales que mantienen intactos desde tiempos remotos.

Los «chamanes», los «adivinos», son los únicos capaces de interpretar el lenguaje de las estrellas, de leer los mensajes cifrados de sus códices, de dialogar con el águila y otros animales sagrados, y de comprender los mandatos de los dioses que les hablan, también a través del trueno o el bramido del volcán, o del huracán y el viento, y asimismo de la naturaleza toda, que en su aspecto sobrenatural les hace conocer el origen, los designios y el destino de su tribu. Chamán. Son también los magos, capaces de llamar a la lluvia y transformar la materia en espíritu; «brujos» y curanderos, «hombres medicina», conocedores de los secretos curativos de las plantas y de las propiedades de las drogas sacras. También en muchísimas tribus, se reserva exclusivamente al sacerdote la función de trabajar y manipular los metales (no así el hierro), arte en el que eran expertos, como podemos observar en las múltiples piezas que nos legaron.

Los toltecas consideraban a Quetzalcóatl como un Gran Sacerdote, un dios civilizador; pero el título de tlamacazqui le era dado a Tláloc dios de la lluvia; la palabra tlamacazqui, que significa «sacerdote», designa a todos los miembros de la casta sacerdotal, desde el Sumo Sacerdote hasta el más sencillo de ellos, y el término tlamatinime, que literalmente significa «el que sabe cosas», es aplicado a los sabios sacerdotes náhuatl.

Sacerdote náhuatl enseñando. Códice Mendoza, parte III.
Códice Mendoza, parte III

Había entre los mexicanos colegios, llamados calmécac, consagrados a Quetzalcóatl, donde eran educados los jóvenes que se dedicarían al sacerdocio. Normalmente, sólo eran admitidos en esos colegios los pilli, hijos de dignatarios (aunque se hacían excepciones), los que terminando la educación, aproximadamente a los veinte años de edad, debían escoger entre el «sacerdocio» y el consecuente celibato, o bien el matrimonio y el servicio al Estado. Allí se sometían a regímenes austeros, disciplinas, ayunos y trabajos, y les era enseñada la verdadera historia de su pueblo, la interpretación de los calendarios y los códices (sus libros sagrados) y la mitología, etc. Iniciación.