DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Puerta

La puerta es un espacio en el edificio por donde se entra o se sale a los habitáculos interiores de la casa o templo.

La puerta es visible aunque no podría ser sin las dos columnas que la sostienen, generalmente rematadas por un semi arco (180º = 1 + 8 = 9) o un triángulo (32 = 9) con el mismo significado de circularidad y sumidad. Como ya hemos visto, el círculo es el símbolo del cielo así como el cuadrado y su estabilidad es el de la tierra. Pero en el caso de la puerta no podría existir sin las columnas invisibles que la sustentan. Todo ello en simetría con un eje igualmente invisible del que son equidistantes.

En la Roma antigua era el dios Jano de origen etrusco el que abría y cerraba las puertas solsticiales, en especial la del solsticio de invierno que daba comienzo al año (Jano = January, y Janvier, Janeiro, Enero en las lenguas romances modernas).

El dios Jano se representaba con dos caras, la Ianua caeli y la Ianua inferni o sea las correspondientes a los solsticios de invierno y de verano, a la puerta de los dioses y a la puerta de los hombres respectivamente. En astronomía, el verano está asociado al sol de mediodía y al signo de Cáncer, y el invierno en vinculación con el signo de Capricornio y la medianoche. Por eso se lo puede ver al dios munido de sus atributos, unas llaves (una de oro y la otra de plata) con las cuales abrir y cerrar esas puertas, y que ha heredado por tradición el papa de Roma. El dios entonces abría el año y también lo cerraba después de un ciclo completo.

Traspasar el umbral de una puerta es pasar de un espacio a otro, de la intemperie salvaje a la protección ordenada. Esto es claro en el caso del templo donde ese traslado va de lo profano o exterior, a lo sagrado o interno. Este es un símbolo fundamental de lo que significa el paso de un mundo a otro mundo, de un estado a otro, y por lo mismo vinculado directamente con la iniciación.

El maestro Jesús ha dicho:

Yo soy la puerta (Jn. X, 9)

y también que quien por él pasa va al Padre (Jn. XIV, 6) y asimismo ha hablado de la puerta estrecha refiriéndose al proceso iniciático, lo que puede observarse en el símbolo constructivo del templo por la salida final correspondiente a la cúpula, concretamente llamada clave de bóveda. En algunas construcciones de la antigüedad como el Panteón romano, esa piedra del axis no se coloca, y se deja libre el tránsito entre lo terrestre y lo celeste.

Sucesión de arcos bajo el Templo de Júpiter Anxur. Terracina, Italia
Sucesión de arcos bajo el Templo
de Júpiter Anxur. Terracina, Italia

También el maestro Jesús se ha referido a esa misma puerta estrecha como al «ojo de una aguja» (recordar el simbolismo del crismón) por donde es más fácil que pase un camello que un hombre rico en egos y torpezas (lo que es muy propio del dinero). Igualmente, de manera esquemática, la puerta como el altar es una síntesis de la cosmogonía que el templo simboliza en lo volumétrico. Las esculturas de las puertas de Notre-Dame de París dan cuenta cabal de esto, así como otras instaladas en iglesias y monasterios cristianos.

En la Masonería la puerta por la que se entra al templo de las iniciaciones y por donde se sale parido por las piernas de la madre logia está simbolizada por las dos columnas; la de Jakin y la de Boaz (J y B), de un simbolismo crucial en la Orden. También relacionadas con los solsticios, o sea, con sus dos fechas rituales más importantes. En el cristianismo la Natividad (uránica) se celebra el 24 de diciembre y el 24 de junio se festeja la noche de brujas (ctónica).