DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Politeísmo

La diferencia entre el monoteísmo y el politeísmo es relativa ya que ambas perspectivas se unifican en el dios único del cual emana todo lo creado y el dios supremo que se ha generado a sí mismo pero sin embargo permanece escondido que, sin ser el creador, o el hacedor del mundo (el demiurgo, el sol, el Verbo creador) es sin embargo la causa primera, el motor inmóvil, el pensamiento virtual que origina todo lo que es.

Asimismo el monoteísmo posee elementos intermediarios entre Dios y la criatura; nombres de poder, arcángeles, ángeles, santos, como en el politeísmo egipcio, dioses y héroes secundarios o terciarios, todos concebidos de Amon-Ra, (El Libro Egipcio de los Muertos, el Papiro de Leyden, Plutarco, Manetón, y Jámblico dan cuenta de ello), o de la tríada Osiris, Isis, Horus; en forma humana todos los faraones eran unánimemente hijos de Amon-Ra, como el Santo Padre es el vicario del Dios creador y de su hijo Jesucristo sobre la tierra.

Los griegos herederos de los egipcios señalan a Zeus como este mismo dios (el Júpiter romano) aunque con características levemente distintas ya que todos los dioses en su enumeración son hijos de Gea (tierra) y Urano (cielo)

y luego Zeus, padre de dioses y hombres,

según Hesíodo en su Teogonía, inspirada por las Musas, nos dice. Aunque pertenece a la segunda generación divina, pues con más frecuencia se lo hace hijo del Titán Crono y de Rea y se les da sus atributos a partir de los poemas homéricos.

Para los estoicos Zeus es el Cosmos y la Providencia única. Las leyes del mundo son el pensamiento del dios.

En el hinduismo sucede lo mismo pero contamos con la enorme ventaja de que Brahmâ, Vishnu y Shiva, permanecen perfectamente vivos hoy en día, tanto como hace siglos, y que no se trata de una mitología muerta como la egipcia y la greco-romana u otras, lo que no parece tenerse en cuenta por ciertos investigadores.

Serie de dioses. Libro Egipcio de los Muertos (Papiro de Ani).
Del Libro Egipcio de los Muertos (Papiro de Ani)

El Âtman es el alma universal, origen y fin de todo su sistema metafísico que se expresa a través de miles de dioses intermediarios. Pero si todo es Âtman, es lógico que todo acabe en un panteísmo, que también se le encaja al «animismo», y que sin embargo es nada más ni nada menos que ver a la deidad en la totalidad de lo manifestado.

Los oficialistas le reclaman al panteísmo o animismo que pese a su libertad y frescura actual llegue a ser excluyente.

En los Upanishad (Brihadâranyaca Up., 3, IX, 1) un sabio explica a su discípulo cuántos son los dioses. Comienza siguiendo al Rig-Vêda diciendo que son trescientos y tres, y tres mil y tres. ¿Pero cuántos dioses hay verdaderamente? inquiere el discípulo a lo cual el maestro contesta con una serie de reducciones numéricas que acaban finalmente en la unidad, con lo que se da por contestada la pregunta que admite por un lado la unicidad de Dios y paradójicamente la multiplicidad de los dioses sin que esto sea un contrasentido, ni siquiera una paradoja.

El Mânava Dharma Shâstra es mucho más claro al proclamar que Brâhman, existente por sí mismo y solo en la oscuridad, apareció y la disipó y produjo las aguas y puso en ellas una semilla que se transformó en un huevo de oro del que nació Brahmâ, el Señor y creador de todos los mundos, del cual a su vez nacieron Vishnu y Shiva.

De otro lado el Rig-Vêda en (X, 129, 1-7) dice:

Entonces no había ser, ni tampoco no-ser, / ni espacio, ni más allá cielo. / ¿Qué había en la envoltura? ¿Dónde estaba? ¿Quién lo cuidaba? / ¿Era algo el agua profunda que no tenía fondo? / Ni la muerte ni la no muerte existían. / Nada en la nada distinguía la noche del día. / Sin aire, el Uno respiraba originando su propio movimiento. / Nada más existía. / Las tinieblas ocultaban entonces las tinieblas, / todo allí era caos absoluto. / En medio del vacío, inactivo, el Uno / manifestándose por el poder de la energía.

El Deseo fue lo primero en desarrollarse / como germen primero de la idea / Buscando dentro de sí mismos los sabios / Encontraron en el no-ser el vínculo con el ser.

Al sesgo estaba el linde. / ¿Cuál era el de arriba, cuál era el de abajo? / Había el portador de simiente, estaba la fuerza. / El instinto abajo, impulso, movimiento más allá. / ¿Quién lo sabe, quién podría decirlo? / ¿De dónde surgió, de dónde viene todo? / Los dioses vendrán después del comienzo. / ¿Quién sabe cómo llegó a ser el principio? / ¿De qué principio nació esta creación? / ¿Fue hecha o no lo fue? / El que vigila desde el alto puesto / Seguramente lo sabe. ¿O tal vez lo ignora?

Y posteriormente:

Después de haber permanecido en el huevo de oro durante un año divino, Brahma, por obra de su pensamiento únicamente, separó este huevo en dos partes. Y de estas dos partes formó el cielo y la tierra; en medio colocó la atmósfera, las ocho regiones celestes y el depósito permanente de las aguas. (Rig-Vêda, I, 12-13).

En Egipto el nombre Amón designa a lo escondido, a la deidad oculta. Señor Supremo, Señor de los tres reinos del mundo se lo representa con forma humana o bien con cabeza de carnero. Dona a los héroes el rango de dioses.

Como sol, Ra, da la vida a los seres y el movimiento a la creación.

2. En la tríada formada de tres partes de Amón, Ra es su propio padre y marido de su madre (Mut) y su descendencia son las formas secundarias o terciarias de la divinidad. Su madre representa su porción femenina y todos los otros dioses nacen de ellos.

La última encarnación es Horus. Amón-Mut-Khons son los dioses de arriba. Otra trinidad en la tierra Osiris-Isis-Horus y finalmente Horus-Isis-Malouli, es decir que Horus tiene un hijo con su madre. Por otra parte esta última interpretación la recoge Hesíodo al hacer a Gea como madre de Urano y su esposa, de la cual nacen los dioses y posteriormente todos los hombres.