Patolli (México)
En el piso del «Templo de las inscripciones» en Palenque se ven cinceladas varias formas: «El primer grabado» de rasgos toscos, representa un cuadro dividido en cuatro secciones por una cruz; los lados del cuadrado y la cruz están formados por dos líneas paralelas y las bandas así obtenidas están divididas en secciones cuadrangulares. En cada uno de los cuatro cuadretes hay una cara humana apenas esbozada. El conjunto corresponde quizá a algún juego como el patolli mexicano. (Alberto Ruz L., El Templo de las Inscripciones).
Estas caras apenas esbozadas, nos recuerdan por su ubicación a los cuatro «cargadores del año» y a su relación por lo tanto con los signos fijos del calendario, los cuatro meses, o signos en que comenzaban indefectiblemente los ciclos mayores que no volvían a repetirse con el mismo numeral sino cada 52 años.
Es muy ilustradora esta interacción entre un juego ritual y el calendario, lo que parece confirmado también por los «voladores» y seguramente por el «juego de pelota» y otras actividades lúdicas, cosmogónicas y ceremoniales de contenido cognoscitivo y metafísico. En Ceibal, donde pueden verse diferentes influencias mexicanas, hay también una piedra que en forma poco clara presenta asimismo un dibujo que recuerda inmediatamente al patolli, el que se encuentra igualmente representado de distintas maneras, aunque análogas, en códices autóctonos y dibujos de los cronistas. (Atlas de Durán).
Hemos encontrado grabado en una piedra muy destacada un juego idéntico en las ruinas bien conservadas de una cultura mogol en la India (Fatehpur Sikri).
El Senet era un juego egipcio semejante con fichas; en la tumba de Tutankamon se encontraron cuatro cajas con las piezas de este arte. → Juego.
Juego de patolli. Códice Magliabecchi