Misterio
El misterio no es un tope en las posibilidades de nuestra mente. Tampoco algo que alguna vez nos será revelado, que por fin comprenderemos. Por el contrario, la cualidad del misterio radica en su indescifrabilidad, en que es algo en sí, inherente a la naturaleza misma del hombre y las cosas. Tiene vida propia, es per se y se manifiesta como una categoría del alma delimitada por su propia existencia. Comprender esto es entender todo misterio y saber también que su característica esencial es su permanencia incognoscible por siempre jamás.
Karl Kerényi, refiriéndose a los Mysteria, nos aclara: → Secreto
Únicamente el que revelaba aquella atmósfera evocándola, el que «bailaba» o «escenificaba» los «Mysteria», se abocaba a expresar lo impronunciable. Lo más impronunciable se mantenía enteramente innombrable y constituía el centro divino de los «Mysteria». (Misterios de los Cabiros, cap. I). → Teatro.
Grabado en madera, s. XV