Maximón
Magnífico ejemplo de la indefinitud de disfraces y máscaras de Dios.
Maximón baila, tiene mucho dinero, es el dueño de todo, toma trago y siempre tiene en la boca un habano.
Curioso ejemplo de lo sagrado que reúne las dos posibilidades del ser –la divina y la humana– y que también conoce el sistema de relaciones indígenas, el mismo que está presente en todas las cosas como el calor y el frío en que basa su medicina.
Altar de Maximón en la casa de Apolinario, sacerdote maya.
Santiago Atitlán,
Guatemala, 1996