Infinito
La misma palabra lo indica todo: lo que no es finito y por ello lo que no puede tener límite de ninguna naturaleza.
Sin embargo se suele tomar lo infinito por una serie de finitudes que exceden cualquier cuenta. Es decir, por lo que en verdad es lo indefinido.
Pongamos un ejemplo propio de la cotidianidad; se trata de algo que pudiera ser mal juzgado, si se hace a la ligera. Hay una marca –aunque fue mucho más popular en el siglo pasado– de un producto que constituyó el desayuno de innumerables personas, y no sólo en U.S.A. e Inglaterra, sino en todo el mundo. Nos referimos a la avena quaker, o sea, a quaker oats, que se mezclaba con leche y que gran número de niños, especialmente, lo tomaban en las mañanas (alegremente, sin darse cuenta de que eran torturados).
Lo cierto es que dicho envase ilustraba a un cuáquero, con su típico sombrero, mostrando un paquete del producto en el que se hallaba dibujado el mismo cuáquero exhibiendo igual envase, en cuyo interior había una ilustración exacta a la anterior, es decir, que se repetía la idéntica imagen, donde estaba el cuáquero mostrando el producto en donde había otro cuáquero, etc., etc.
En suma se trataba de una imagen definida, limitada, que se repetía un número ilimitado de veces (ad infinitum).
De allí la confusión entre estos dos términos que en realidad manifiestan conceptos fundamentalmente distintos puesto que una serie de finitudes no conforman el infinito, y la propia palabra lo evidencia, ya que al nombrar el infinito estamos hablando de lo que es no finito por naturaleza y no de una suma repetitiva de finitudes.
2. En el lenguaje corriente, sin embargo, puede llegar a admitirse el vocablo en cuanto expresa lo que no tiene límites. Aunque el esclarecimiento entre los conceptos de indefinido e infinito, tienen especial interés, por lo que es sumamente importante no confundir el uno con el otro.