Himnos Védicos
Queremos presentar sólo este himno entre los muchos védicos que cabrían en este diccionario y a los que en otras partes del mismo citamos o hacemos mención.
Si uno se fija en el Rig Veda, el protagonista principal es allí el Soma: y sin embargo nadie se cree que todo nace de ahí, y al cual cantan los poetas. La vida es como un banquete al que hemos sido invitados, donde se entonan estos himnos, o mejor, se oye el sonido de ello –seguramente fracturado– pero aún vigente en las entretelas de todas las almas.
La concepción de hoy acerca del mundo es completamente invertida a la de esos hombres que, embriagados, cantaban esos himnos en honor de sus dioses para los que efectuaban el banquete, que era, claro, un rito.
A Viśvakarman
De pensamiento lleno de sabiduría, el padre, con su ojo, creó estos dos mundos inclinados reverentemente, como se hace la manteca para el rito.
Fueron fijadas sus extremidades y desde entonces, el Cielo y la Tierra se desplegaron.
Viśvakarman es de pensamiento grande y de gran tamaño, y es el maestro, el que organiza, el sumo parecido. Los deseos de los humanos son satisfechos donde él se encuentra, más allá de los siete sabios.
¿Quién es nuestro padre, el que genera, el que dispone, quien conoce todas las moradas, todas las criaturas? ¿Quién es el único que puede dar nombres a los dioses, quién al que todos los demás seres interrogan?
Por él obtuvieron fortuna los primeros sabios mediante sus sacrificios, como los poetas numerosos que habían hecho todos estos mundos, cuando fueron puestas en su lugar la parte que recibe el sol y la que no.
¿Qué primer germen criaron las aguas que contenía juntos a todos los dioses, más allá de la tierra, más allá del cielo, más lejos de la morada de los devas poderosos?
El germen primigenio que las aguas recibieron, con la afluencia de todos los dioses juntos, era él.
En el ombligo del no-nacido está fijo el Uno, aquél sobre el cual se apoyan todos los seres… (Trad. Juan Miguel de Mora).