Hespérides (gr.)
Para alivio nuestro, los occidentales, las Hespérides habitaban un lejano jardín por estos lares (al otro lado del ilustre Océano). Hijas de la Noche su preciosa voz nos consuela de ser los creadores y ejecutores de este atardecer brumoso del fin de ciclo, arrastrando al entero mundo a nuestra zaga.
Sin embargo en ese jardín había un árbol (eje del mundo) con manzanas (genérico de todos los frutos, como la rosa de todas las flores) de oro, símbolo del centro alquímico y del sol. Para llegar allí el héroe Heracles-Hércules mató al dragón y liberó a las mujeres: Ésperes, Egle y Eritis. El premio fueron las manzanas espirituales del árbol conquistando así el nivel solar de su onceavo trabajo.
Su doceava labor fue aprisionar al can Cerbero con la guía de Hermes y Atenea, aunque Caronte no quiso cruzar en su bote las aguas por lo que quedó encadenado en el averno.
Tras una serie de peripecias, vencido el can y sus tres cabezas llevó su trofeo atravesando la corriente Estigia hasta Micenas donde, según se dice, no fue debidamente recompensado por el rey, pese a la magnitud de sus logros.
2. Manzanas de oro que se encontraban en ese jardín en los confines occidentales.
El Jardín de las Hespérides
E. Burne-Jones, 1870-1877