Gigantes
Hesíodo hace a los Gigantes hijos de Urano y Gaia (Gea). Como con los Titanes, hubo guerra contra los dioses (olímpicos) en la Gigantomaquia, pese a que eran parientes. Fueron Gigantes Alcioneo, Gerión, Agrio, Critio, Palante, etc.… Aunque los Titanes son seis hijos y seis hijas descendientes de Urano y Gea, los Cíclopes eran tres, con los mismos padres aunque con un solo ojo. Se suele identificar a estos tres tipos de seres que no son los mismos y que incluso difieren en Hesíodo y Homero, como los preolímpicos, aunque confluyen en su aspecto feroz y talla elevada.
Los Gigantes denotan un período cíclico (en formación) y por ello fueron vencidos por los dioses, que expresan otro. Este período preolímpico indica la formación caótica de la especie y la sustancia primordial de la génesis del ser humano, tal cual hoy lo conocemos.
Por otra parte, si los animales prehistóricos han sido de talla elevada ¿por qué los hombres no?, salvo el caso de que hayan existido estas bestias antes de la creación del hombre, claro, y su interpretación sea "evemerista" como probablemente lo sea.
2. En América, la existencia de gigantes es atestiguada desde los comienzos del "descubrimiento" y nos limitaremos, por falta de espacio, a señalar algunos ejemplos y a remitir al lector a distintos textos. Américo Vespucio escribe tres cartas célebres –entre otras cosas, por su realismo– en las cuales, amén de efectuar un minucioso estudio de la naturaleza y los indígenas, sus lenguas y costumbres, nos relata cómo él y diez compañeros encontraron en una isla a siete gigantas y treinta y seis gigantes. Gonzalo Fernández de Oviedo, primer cronista de Indias, nos habla, en su Sumario de la Natural Historia de las Indias, de unas "Islas de los Gigantes", a las que sitúa geográficamente. A partir de allí se suceden las menciones en dos vertientes: las europeas, que narran historias y episodios de este tipo, y las fuentes indígenas proporcionadas por los autóctonos, al explicar su cosmogonía y mitología.
Comenzaremos por estas últimas citando el Popol Vuh, donde se nombran varios gigantes emparentados con distintas eras cíclicas y asociados con montes, en particular volcanes. Inclusive se les menciona como anteriores a la creación. Son Vucubcaquix y sus hijos Zipacná y Kabrakán. El baile de los gigantes que se practica aún en Guatemala es una psicodramatización del Popol Vuh y ese mito. También hay danzas de gigantes y cabezudos en Europa. En los Anales de Cuauhtitlán, fol. 2, se lee, refiriéndose a las edades precedentes al sol (o ciclo) actual:
y en este sol vivían los gigantes. Decían los viejos que los gigantes así se saludaban: "No se caiga usted", porque quien se caía se caía para siempre.
Se le asocia así con la tierra, en particular con las montañas, las que no son sino gigantes dormidos. Asimismo recordar los gigantes en las ruinas de las ciudades mayas de El Mirador y Nakbé. En el Códice Chimalpopoca (Historia de México), se dice que el tercer sol se llama Yohmaktonatiuh y acabó por bestias salvajes llamadas gigantes (los que a su vez habrían sido eliminados por sus sucesores). Según el Chilam Balam de Chumayel (fragmento I) los Chaques son cuatro gigantes que sostienen el cielo; del mismo modo para los chortís estos cuatro gigantes también producen los fenómenos celestes; Chamer es otro dios gigantesco de estos indios asociado a la muerte. Para el Popol Vuh los Bacabs igualmente sostienen el mundo, los que se asocian con Chaac, dios uno y cuádruple de la lluvia cuyo nombre en lengua maya significa gigante. Uno de los principales autores indígenas de la colonia, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, cacique de Teotihuacán, nos dice que la segunda era acabó por terremotos y fue poblada por gigantes a los que sucedieron los toltecas, aunque fueron vencidos por los olmecas (Obras Históricas). A esta era la llama Quinametintzocuil Hicxime (quinametli quiere decir gigante en náhuatl). En igual sentido se expresa Motolinía, que llegó a la Nueva España con los primeros franciscanos:
Y cuentan que en aquella edad y sol segundo fueron los gigantes, y que de ellos son los grandes huesos que dije que ahora se hallan en las minas y en otras partes de la tierra (Historia de los Indios de la Nueva España).
Entre los cronistas del área maya también los nombran Fuentes y Guzmán en su Recordación Florida, y el autor anónimo de la Isagoge Histórico Apologética, etc. El padre José de Acosta S.J. nos narra cómo los gigantes fueron vencidos por los tlaxcaltecas (Historia Natural y Moral de las Indias, Libro VII, capítulo 3), lo cual es confirmado por el mestizo Muñoz Camargo en su Historia de Tlaxcala. También nos informa sobre otros extraños gigantes en el Perú que por sus costumbres fueron destruidos por el fuego; anota que se han encontrado sus huesos en la costa del Ecuador y que él mismo ha visto una muela de gigante en México. En el libro I, capítulo XIII, de la Monarquía Indiana de F. J. de Torquemada, se hace una larga e interesantísima disquisición sobre los gigantes, de los cuales se dice
cuyos cuerpos han aparecido en muchas partes de la tierra cavando por diversos lugares de él; y hemos visto sus huesos tan grandes y desemejados que pone espanto considerar su grandeza.
El autor los relaciona con el diluvio (una era anterior). Ruy Díaz de Guzmán, en La Argentina, nos cuenta, que en el viaje de Magallanes, la tripulación recogió un gigante y lo subió al navío:
Queriendo irse, cargaron sobre él ocho o diez soldados, y tuvieron bien que hacer para atarle, de lo cual se disgustó tanto que no quiso comer, y de puro coraje murió (capítulo 1).
Gigantes patagones.
Dibujo en tinta y acuarela, artista anónimo. Amsterdam, 1780.
El médico de Felipe II, Francisco Hernández, identificó algunos huesos fósiles de mamut y bisontes gigantes junto con otros humanos de esta talla, en su viaje a América. Pedro Mártir de Anglería nos da noticia, en su Orbe Novo (V, 9) que ha recibido de la Nueva España un fémur de gigante. En El origen de los indios del Nuevo Mundo, Fray Gregorio García menciona a los gigantes en varias partes de la obra. Asimismo los incluyen Francisco López de Gómara, en su Historia General de las Indias; Miguel del Barco en su Historia Natural y Crónica de la Baja California, y G. de Mendieta en su Historia Eclesiástica Indiana. Igual el cronista del Perú, Bernabé Cobo, en su Historia del Nuevo Mundo. El segundo sol, era náhuatl, según uno de los primeros viajeros e investigadores, el italiano Lorenzo Boturini, se extiende desde el diluvio hasta la destrucción de los gigantes (Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional). El pirata y médico inglés Lionel Wafer, en su obra Viajes da cuenta de restos óseos de gigantes en Tezcoco, (donde al de la voz se le mostró confidencialmente un enorme hueso de un prehistórico humano). Esto último, a fines del siglo XVII; en el XVIII, aún era clara la tradición de los gigantes: unos indígenas del Ecuador le contaron al naturalista francés Charles M. de la Condamine que una tribu de gigantes, los Carás, habían fundado una civilización cuyas ruinas eran visibles y enormes. En este sentido arqueológico, hay que recalcar que en Tiahuanaco han desenterrado estatuas de hasta 7,50 metros de alto, gigantes míticos (y barbudos) de la zona del lago Titicaca.
Los llamados "Atlantes de Tula" también son gigantes, al igual que las cabezas olmecas de la Venta y la Costa Sur de Guatemala. En Santa Lucía Cozumalhuapa hay estatuas de piedra que sostienen un techo, su talla es elevada y son llamadas, los gigantes). En muchos lugares como en Tepoztlán el héroe mítico es gigantesco y se halla emparentado con montes de lava (en el museo de esa localidad se conservaban igualmente hasta hace veinte años, restos óseos que emparentaban con gigantes). Igualmente, la antropología recibe muchísimas informaciones en ese sentido que, por su volumen, no podemos consignar. Por ejemplo, los sioux imploran a un gigante llamado Wazia al que identifican con el Gran poder del Norte, donde él habita. Según André Metraux, en su América Indígena, los cashihuana del Sur de América creen que los primeros hombres nacen, después del diluvio, de los cadáveres de los gigantes que habían vivido en la humanidad anterior. Aquí ponemos punto a las referencias que bien pudieran duplicarse.
Sio Calako. Nombre hopi de un Gigante. Tarhuhyiawahku. Nombre iroqués de un gigante que sostiene los cielos. Yeitso. El niño del Sol. Un gigante en las leyendas navajo, etc., etc.
3. En las Eddas se habla de unos siniestros gigantes del hielo, antecesores de los hombres (Edda de Snorri). De hecho en otro lugar se dice que el mundo está hecho con el cuerpo de un gigante (Ymir) y su cráneo es la bóveda celeste. → Dioses-Diosas: Dioses Nórdicos.