Ganimedes (gr.)
Joven príncipe troyano hijo del rey Tros –epónimo de Troya– o bien de Laomedonte su nieto (padre de Príamo). Ejemplo de la belleza masculina y para algunos íntimamente relacionado con la homosexualidad.
Se lo puede identificar de muchas maneras aunque priman las de representarlo como un bellísimo joven con una copa en la mano y con el águila casi invariablemente. Esto último se debe a que fue raptado por Zeus y llevado al Olimpo para ser copero de los dioses. Allí lo hizo convivir con todas las deidades con las que tejió numerosas relaciones y, al parecer, ciertos escándalos que mantuvo con alguno de ellos.
La homosexualidad en la cultura griega era no solamente aceptada sino incluso practicada por los sabios más reconocidos por ser hombres de pensamiento preclaro, y difundida por todo lo que fue el entero imperio griego, incluso la Magna Grecia, y posteriormente admitida por los romanos aunque no de modo tan marcado e identificado con el magnífico efebo que despertaba a su paso todo género de amores, constituyendo prácticamente una clase de muchachos que eran enseñados por sus tutores y profesores en las prácticas sexuales, no sólo de uso corriente, sino consentidas por el padre del joven, y aún recomendadas como necesarias para la realización esotérica, enseñada de maestro a discípulo. Por lo que Ganimedes se transforma en el símbolo de toda una cultura y aun de sus usos y costumbres, e incluso de la reverencia que sentían todos estos personajes por la divinidad de este joven y la importancia que despertaba el amor juvenil en un hombre maduro. Todo ello tomado como modelo cósmico tal cual lo hace Platón para quien por otra parte, el amor no es comprendido la mayor parte de las veces como el amor entre un hombre y una mujer. → Andrógino.
El mejor de los andróginos es el constituido por un hombre mayor y un joven con el que vivía abiertamente su homosexualidad tal como lo hacían todos en esa época.
Ganimedes
Crátera ática, c. 490 a. C. Museo del Louvre, París