Fanes (gr.)
F. Guirand sintetiza así la aparición de Fanes:
A la primitiva y popular cosmogonía de más arriba los seguidores del orfismo opusieron otras explicaciones del origen de las cosas. Alegaron en calidad de autoridad los escritos apócrifos atribuidos a Orfeo, que parecen realmente haber sido escritos por un sacerdote llamado Onomácrito. Las preocupaciones filosóficas y científicas que todos estos sistemas reflejan, las sutilezas en las que se deleitan, y las muchas abstracciones que emplean, los saca de la esfera de lo primitivo. Son sistemas de metafísica más que de mitología.
Tomadas en su conjunto esto es más o menos lo que vienen a decir: el primer principio era Cronos, o el Tiempo, del que procede Caos, que simbolizaba el infinito, y Éter, que simboliza lo finito.
Caos fue rodeado por la Noche, que formaba la cubierta envolvente bajo la que, por la acción creadora del Éter, fue organizada poco a poco la materia cósmica. Ésta finalmente asumió la forma de un huevo del cual la Noche formó la concha.
En el centro de este huevo gigante, cuya sección superior formó la bóveda del cielo, y cuya sección más baja fue la tierra, nació el primer ser, Fanes: la Luz. Fue Fanes quien, por unión con la Noche, creó el Cielo y la Tierra. Fue él también quien engendró a Zeus.
Fanes, bajo relieve, c. s. II d. C.
Museo Cívico Arqueológico, Módena, Italia