Escritura
La más perfecta forma de comunicación. Cuanto más anterior es la referencia sobre una escritura de tipo glífico (Egipto, maya, chino…) o sea la representación por jeroglíficos o ideogramas, más son las posibilidades que las lenguas brindan. Por otra parte, incluso son capaces de nombrar a la cosa en sí y según dicen los que saben, representan asuntos de orden primordial y sobre todo son enormemente inteligentes para relacionar estas ideas jeroglíficas entre ellos con harta rapidez y numerosísimas variantes, obteniendo una lengua apropiada para cada civilización, aunque no todas han logrado una escritura y la transmisión era oral.
Igualmente se dice que antiguamente, es decir, cuando no había escritura y la expresión era de hombre a hombre, era aún más clara e inmediata para la transmisión de las cosas en sí mismas –como es probable que así fuera– y desde luego que guiños, codazos y gestos en general ayudan al intercambio y conforman igualmente códigos en los que pueden intervenir los sonidos elementales, guturales y los silbidos y todo tipo de ruidos humanos y sin duda naturales.
Los hombres hemos producido escritura y a través de ella nos comunicábamos y la compartíamos entre distintas naciones. Sin embargo hoy en día desde internet (1990) se comunica apenas con gruñidos verbales y parece que volvemos a épocas cavernícolas. Lo cual no estaría mal si a la nuestra le diera un poco el sol y no fuese tan húmeda y ruidosa, es decir, una bazofia.
Al presente no se lee y por eso llegamos a los guiños de un lenguaje actual cada vez más privado de conceptos llamados a ser tales. Por lo que la inteligencia tiende a atrofiarse por este olvido de la palabra y la lengua de la que se nos ha desposeído. Sin embargo, parece ser ésta la época donde hay más escritores pese a que no vendan sus libros ni paguen un cuarto por ellos. Una doble paradoja.
2. Los códices, vasos, platos y restos arqueológicos mayas, podrían tener una lectura fonética, basada en el abecedario que da el padre Landa, (y posteriormente Belin) y otras informaciones de su texto, lo cual sería –y es– una forma de acercarse a descifrar su escritura silábica en algún aspecto. Aunque parecen ser la mayoría jeroglíficos y no representar el lenguaje oral. Lo que sí se ha revelado –y es lo más importante– son sus jeroglíficos del tiempo y muchos toponímicos de ciudades y sitios y una serie de palabras que se repiten en muchos códices (vgr. cacao, loro, oeste, cielo, quetzal) etc., y ciertos nombres propios de señores, tal vez apelando un poco a la imaginación. En cuanto a los diversos estilos en que están pintados los vasos del clásico, verdaderos rollos crípticos, son muchísimos y además escritos durante largos períodos, lo cual dificulta, de modo añadido, su lectura, al igual que los distintos puntos geográficos en que los escribas los pintaron y marcaron así un estilo.
3. El origen de la escritura, la egipcia, la sumeria, la maya, por ejemplo, es la grafía –y el dibujo– como forma mágica, así como el comienzo de la ciencia moderna es también la experimentación de energías ocultas, inmanentes al proceso creativo, que son manifestadas por su mediación.