Demon (Daimon)
Los cristianos, los judíos y los islámicos creen en una fuerza invertida, autora del mal, que se opone al bien (el ángel) y se la presenta de manera ora devastadora ora sinónimo de pecado. Se trata de los demonios, seres habitantes del inframundo, asquerosos, reptiles a los que hay que matar no sólo con el pensamiento sino con la palabra, para no hablar de la espada. Sin embargo, en el Crátilo (398bc) Platón afirma que:
Por consiguiente, según mi opinión, lo que define a los démones es esto más que nada; y, como eran sensatos y "sabios" (daémones), les dio el nombre de démones. Y, desde luego, en nuestra lengua arcaica aparece este mismo nombre. Conque dice bien este poeta, así como cuantos afirman que, cuando fallece un hombre bueno, consigue un gran destino y honra y se convierte en demon en virtud del nombre que le impone su prudencia.
Y en El Banquete así habla Diótima con respecto al poder de Eros, "un gran démon":
Interpreta y comunica a los dioses las cosas de los hombres y a los hombres las de los dioses, súplicas y sacrificios de los unos y de los otros órdenes y recompensas por los sacrificios. Al estar en medio de unos y otros llena el espacio entre ambos, de suerte que el todo queda unido consigo mismo como un continuo. A través de él funciona toda la adivinación y el arte de los sacerdotes relativa tanto a los sacrificios como a los ritos, ensalmos, toda clase de mántica y la magia. La divinidad no tiene contacto con el hombre, sino que es a través de este demon como se produce todo contacto y diálogo entre dioses y hombres, tanto como si están despiertos como si están durmiendo. Y así, el que es sabio en tales materias es un hombre demónico, mientras que el que lo es en cualquier otra cosa, ya sea en las artes o en los trabajos manuales, es un simple artesano. Estos démones, en efecto, son numerosos y de todas clases, y uno de ellos es también Eros. (202e-203a).
Eros, carrete ático, c. 470-450 a.C.
Museo del Louvre.
En el devenir cultural marcado por lo judeocristiano ha venido a significar lo contrario de lo que en verdad manifiestan estos intermediarios divinos.
También pasa algo similar con lo que dice Platón en el Ion a favor de los auténticos poetas con respecto a los rapsodas, tal cual el maestro que escribió la música y el que la ejecuta, pues los poetas se llamaban así y los rapsodas eran los ejecutantes, mientras que hoy día los famosos son los ejecutantes, y el producto de la inspiración ha sido dejado de lado.
Los daimones son entidades propias del plano intermediario, y el hombre necesita de una escala para subir de su plano terrestre al celeste ya que él en su interioridad es una miniatura del cosmos. → Eros.