DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Cuatro-Cuadrado-Cuadriculado

El cuatro es el número que sigue al tres en la serie de los números naturales, verdaderas claves para conocer al mundo y al hombre. En geometría es equivalente al cuadrado (en su aspecto estático) y a la cruz (en su aspecto dinámico). Primer número de manifestación divide al ciclo en cuatro partes, así fuese el del año (primavera, verano, otoño, invierno), el del día (amanecer, mediodía, tarde, noche) o la vida de un hombre (niñez, juventud, madurez, vejez) y señala los puntos cardinales (N., S., E., O.) y los cuatro elementos (fuego, aire, agua, tierra) por lo que signa tanto lo temporal como lo espacial. Es por tanto la marca de toda la creación a la que caracteriza.

el cuaternario en el círculo temporal y espacial

2. "Los cuatro elementos, o mejor, los cuatro principios que ellos simbolizan (que constituyen cualquier posibilidad de manifestación y por lo tanto, la de toda materia, puesto que ésta es la combinación de esos principios o elementos en rotación, alternándose los unos con los otros; los que no son sino la emanación de un mismo principio creador universal que toma diferentes modos o formas designadas por distintos nombres) se llaman, como ya bien sabe el estudiante de esta Introducción a la Ciencia Sagrada, fuego, aire, agua y tierra. El fuego simboliza el principio radiante que es el más alto de todos. En el Arbol de la Vida correspondería a Atsiluth, a lo ontológico, o sea al Ser, y al Espíritu. Es la primera posibilidad de la materia, el hálito espermático del azufre capaz de fecundar la potencia mercurial, la penetración por la palabra, o sea la luz pura simbolizada por este principio radiante, materializado en lo que significa lo ígneo, de lo cual el fuego es el emblema. El siguiente elemento, o estado de la materia, es el aire o energía gaseosa y sutil, correspondiente a la levedad e inestabilidad de lo emocional, al plano de Beriyah, a la primera construcción de lo cosmogónico, a la sublimación de lo fluídico, a la transmisión de toda posibilidad, al soplo del aire como causante de la generosidad de las lluvias y la generación vegetal, y también al alma superior, la que está por encima de la superficie de las aguas. El tercer elemento es el agua, gas condensado, o energía fluídica, capaz, como ya se ha dicho, de generar, pero también de corroer. Toda materia es ablandada por el agua, que igualmente siempre encuentra un cauce y que es capaz de adaptarse a la forma que le toque. Corresponde al plano de Yetsirah y al peligroso y atractivo psiquismo inferior; a las bellas y a las artes. También a una condensación de lo aéreo y por lo tanto a una progresiva solidificación, a una transformación de aquel principio radiante, de aquella primera emanación que se expresó por un soplo que ahora, al coagularse, se presenta en estado líquido. El último elemento es la tierra, que es el receptáculo y a la vez contiene en su seno a los restantes principios, elementos, o estados de la materia, y es la energía solidificada de esa materia, el summum de su densidad y de sus posibilidades de concreción. Corresponde al plano de Asiyah, a la gran madre, a la potencia del acto permanente, a lo pasivo en continuo movimiento, a la última manifestación de la perfección universal, espejo de la perfección de su creador."

los cuatro elementos opuestos dos a dos y el éter en el centro

"Hay un quinto elemento que es el éter, al que se suele simbolizar en el centro de una rueda de la cual irradian los otros cuatro principios, y alrededor del cual giran. Es pues su origen al que constantemente retornan y la oculta raíz de todo, un 'motor inmóvil' más relacionado con el No Ser que con el Ser, emparentado con Ain y En Soph: con lo auténticamente metafísico, lo invisible, lo inexpresable, lo verdaderamente desconocido, lo que está por encima de la corona, que todavía apoya sobre la cabeza, emblema del cuerpo mineral."

"Estos cuatro elementos están constituidos por los tres principios alquímicos: el azufre, el mercurio y la sal, que interactúan constantemente entre sí como a su vez lo hacen estos elementos entre ellos. Se les ha querido comparar con una rueda dentro de otra rueda, o como una rueda que fija doce posibilidades (3 x 4), el zodíaco. Estos tres principios como sabemos están presentes en toda 'materia' o energía, así se presente esa energía en estado radiante, gaseoso, fluídico, o de manera sólida. A estos tres principios los podemos asociar con Osiris (+), Isis (–), y Horus (N), hijo de ambos, que por lo tanto contiene parte de los dos, a los que debe su existencia. Pero sobre todo hemos de vincularlos con el Arbol de la Vida y sus tres columnas que se van solidificando en cuatro etapas sucesivas que, sin embargo, coexisten en cualquier materia, como los cuatro planos o mundos del Arbol de la Vida coexisten entre sí."

Los cuatro elementos y el Árbol de la Vida

"Debemos aclarar que tanto en el trabajo hermético como en Alquimia instrumental la labor interna es invertida con respecto a las emanaciones creativas. Está a contrapelo, y hay que remontar el río hasta sus fuentes. Por eso es que se habla precisamente de un trabajo. La materia física ha de irse descartando y sutilizando, de lo opaco a lo transparente." (Introducción a la Ciencia Sagrada, Programa Agartha, Federico González y col.).

3. Diego García Palacio escribe en su Carta-Relación:

Tañían sus trompetas y atabales un día y una noche antes, y luego todo el pueblo se juntaba en la manera susodicha, y los cuatro sacerdotes dichos salían del cu (Ku) con cuatro braseritos de fuego, y en ellos puestos copal y uli (ulli). Y vánse derechos todos cuatro junto a donde sale el sol y se hincan de rodillas ante él y le sahuman diciendo palabras e invocaciones. Y esto hecho, se dividían hacia cuatro partes: este, oeste, norte y sur, y predicaban sus ritos y ceremonias. Acabado el sermón, se entraban corriendo en unas casas que tenían hechas a los cuatro vientos, y descansaban un rato. De ahí se iban a la casa del papa, que estaba junto al cu (Ku), y ahí tomaban al muchacho que habían de sacrificar, y daban cuatro vueltas al patio en manera de baile, cantando. Acabadas las vueltas, salía el papa de su casa con el sabio y mayordomo, y subían al cu (Ku) con el cacique y principales, los cuales quedaban a la puerta de su adoratorio, y luego, los cuatro sacerdotes tomaban al muchacho en brazos, cada uno de su mano y pie, y salían luego al mayordomo (sic), con cascabeles en los pies y manos, embijado, y por el siniestro lado le sacaban el corazón y lo daban al papa, el cual lo ponía en una bolsa labrada pequeña y la cerraba. Y los cuatro sacerdotes tomaban la sangre del sacrificado en unas cuatro jícaras, que son unos vasos de cierta fruta que los indios usan, y salían unos tras otros, abajaban al patio y a las cuatro partes de los vientos dichos asperjaban la sangre con la mano derecha, y si sobraba alguna sangre, la volvían a donde estaba el papa, el cual echaba la sangre, corazón y bolsa en el cuerpo del sacrificado, por la propia herida, y enterrándolo en el mismo cu (Ku).

4. En el Cristianismo cuatro son los evangelistas y cuatro los seres que los representan: a Mateo el ángel u hombre, a Marcos el león, a Lucas el toro y a Juan el águila. El cuatro es la estructura interna del cristianismo (cruz) como de la cosmogonía precolombina y de otras culturas. El cuatro es el número de la primera manifestación; de la manifestación en general. El cuadrado denota estabilidad. El cuadriculado es la suma de cuadrados indefinidos simbolizando la red del cosmos.

Los cuatro evangelistas. Manuscrito siglo IX. Aquisgrán

Evangelios de la cámara del tesoro. Manuscrito siglo IX.
Aquisgrán, Cámara del Tesoro de la Catedral, folio 14 v.

5. Pavimento masónico. En el suelo del taller masónico una serie de blancas y negras baldosas representan los dos movimientos de diástole y sístole universales (lo masculino-femenino, lo activo-pasivo, etc.) y también, todas juntas entre sí, la red del cosmos signada por la cuadrícula de la manifestación. Imagen igualmente de lo indefinido, de lo incalculable y perverso de la multiplicidad. Estas dos porciones del ser humano (yin y yang) conforman un conjunto de oposiciones en perpetuo equilibrio a través de una miríada de factores indeterminados que puedan hacerlo desaparecer. Una guerra, o una ínfima división molecular, o astral, pueden provocar un desastre en cadena, lo que es propio de este periodo cíclico que compartimos los seres y especies de todo este mundo.

Cuadriculado ajedrezado o damero

Observar también los numerosos juegos que tienen este tablero –llamado igualmente ajedrezado o damero– como soporte simbólico.