Coomaraswamy, Ananda K. (1877-1947)
Ananda Kentish Coomaraswamy nació en Colombo, de padre hindú y madre inglesa, luchó en su juventud por la independencia de su país –hoy Shri Lanka– y sobre todo fue, luego de centenares de estudios, artículos y libros (ver Bibliographical Records, por S. Durai Raja Singam) publicados en los medios y editoriales más diversas de la India, Inglaterra y U.S.A., reconocido como el principal crítico de arte indio, es más, como el fundador del género en el mundo de los entendidos en esas disciplinas. También fue coleccionista y Waldo Ross después de comprar sus colecciones para el Museo de Arte de Boston lo hizo curador no sólo de ellas sino también de otras magníficas obras dedicadas al arte hindú recibidas de otros donantes. La actividad de Coomaraswamy en el museo fue múltiple y trabajó en él hasta su muerte en 1947, destacándose en varios aspectos relativos a dicho arte, en el que era reconocido como una autoridad de fama y una personalidad erudita y excéntrico (amén de dandy). Pero dejemos que de él hable Jean Fontein en la introducción que hace al Catálogo de Arte Asiático de ese museo.
Ananda K. Coomaraswamy (1877-1947)
Coomaraswamy se empezó a interesar en el arte del subcontinente indio cuando regresó a Sri Lanka –desde Inglaterra donde vivía– para hacer una investigación geológica y allí se involucró en la conservación de objetos de arte.
Desde alrededor de 1909 Coomaraswamy había estado completamente inmerso en el mundo del arte indio en Inglaterra, donde vivía, y en la India, donde se mezclaba con la élite intelectual responsable del resurgimiento del arte tradicional indio.
Por la misma época en que Ross compró la vasta colección de Coomaraswamy y le invitó a unirse al museo como conservador de la colección india, el primer puesto de este tipo en Estados Unidos, Coomaraswamy fue reconocido como un pionero intelectual con una larga lista de publicaciones de arte indio. Fue uno de los primeros hombres de letras en definir la pintura Rajput, distinguirla de la pintura Mughal y darle el valor que merecía. La colección de Coomaraswamy, que se convirtió en la colección Ross-Coomaraswamy del museo, refleja su pasión por la pintura Rajput. Algunas de las mejores obras del arte indio están ahora en la colección del museo, gracias a la colaboración entre un gran benefactor, Denman Ross, y un gran conocedor y erudito, Ananda K. Coomaraswamy.
Coomaraswamy fue un hombre que unió un poderoso intelecto con un temperamento artístico. Afortunadamente este genio prolífico vino al museo justo después de que John Ellerton Lodge se había vuelto curador del departamento. Lodge reconoció, mejor que nadie, las extraordinarias dotes de Coomaraswamy y creó las circunstancias propicias por medio de las cuales Coomaraswamy pudo llevar a cabo la función de mediador cultural entre Oriente (este) y Occidente (oeste), haciendo una contribución única a nuestro entendimiento del arte indio. La primera fase de su carrera, la dedicó a la adquisición de algunas de las esculturas tempranas indias más importantes, y a la publicación de catálogos de colecciones indias en el museo –catálogos que, hasta la fecha, han quedado como las referencias más importantes de trabajos en ese campo.
Sin embargo, Coomaraswamy se sumergió cada vez más en la filosofía, alejándose de los brillantes estudios históricos de arte que fueron el producto de la primera década de sus actividades en Boston. Las siguientes dos décadas de su carrera, estuvieron llenas de publicaciones sobre filosofía védica, conceptos hindús sobre el arte y teorías metafísicas de la cultura india. Cambiando dramáticamente sus nociones sobre el arte y la estética, se alejó de la idea de coleccionar objetos como obras de arte y cada vez más empezó a ver su valor sólo dentro del contexto de los conceptos filosóficos y religiosos plasmados en ellos.
Para un estudiante y un experto en arte indio, hoy día, Coomaraswamy es una figura seminal cuyas publicaciones sobre este tema quedan como una fuente inagotable de inspiración.
Efectivamente, y sobre todo en los últimos quince años de su vida, particularmente a raíz del contacto que nuestro autor tuvo con René Guénon y la revista Études Traditionnelles que virtualmente el autor francés dirigía. La parte de esa correspondencia que ha sido dada a conocer, da cuenta del respeto y la admiración que Coomaraswamy tenía por la obra de Guénon que incluso muchas veces parece como su mentor. Ese sentimiento de amistad y respeto intelectual era compartido por el francés que comprendía hasta qué punto podía llegar la comprensión de su trabajo por un hombre de la cultura y la erudición del autor hindú, la cual se transparentaba en las contribuciones metafísicas y simbólicas de los trabajos que comenzó a publicar en su revista.
Por eso hay dos Coomaraswamy y dos tipos de interesados en la obra del hindú: los que ensalzan su obra de crítico y los que se complacen en la esotérica y filosófica; y es curioso que los unos y los otros desconocen el valor de ésta o aquella. Como este diccionario responde a intereses metafísicos nos fijamos en este aspecto al que se entregó los últimos años de su vida, aunque no queremos negar su valor en cuanto a sus aportes al arte, que son varios. El material que nos importa, también disperso aquí y allí está editado por Roger Lipsey, en dos tomos, en la Bollingen Series de la Universidad de Princeton.