Brillante - diamante
Todas las piedras preciosas una vez pulidas destellan rayos de luz de distintos colores e intensidades que recrean la mirada del observador y de algún modo emiten rayos, que son en muchas Tradiciones tomados como energías codificadas y cargadas de cualidades. Por eso es que estas piedras han sido utilizadas desde siempre con poderes curativos y mágicos. Por su color se las asocia con los planetas y de ellas se dice son sus joyas, de las cuales la más conocida ha de ser la del brillante sobre el loto del budismo Mahâyâna: "Om mani padme hum: Om es la joya que está en el loto del corazón".
Esta piedra es también conocida por su dureza y ha servido para grabar –con punta de diamante– y aún romper con facilidad otras superficies. Pero también corta el cristal y el espejo y aún es capaz de trabajar otros brillantes como él, de tanta dureza. Igualmente se figura como un centro espiritual que emite e irradia a nivel intelectual sus destellos en el espacio y el tiempo.
La ciudad celeste es generosa con distintas piedras y fundamentalmente con el brillante.
El Gran Arquitecto del Universo llevando a cabo su labor
apoyándose siempre en el compás para poder realizarlo.
Estampa medieval de una Biblia Francesa.
En el simbolismo arquitectónico se vincula con el extremo superior de la bóveda celeste, poseyendo la misma forma que la de la piedra angular, que fue la que los constructores desecharon, tirándola a la basura. O sea con el dibujo de la carta de "diamantes", un simple cuadrado que se sostiene de pie sobre uno de sus ángulos, poseyendo así inmediatamente las características de lo alto y lo bajo, la izquierda y la derecha y otros análogos y por lo tanto de la analogía en el cosmos.
Herencia que también es aprovechada en algunos países para mencionar como diamante a un palo de la baraja francesa, aunque en este último idioma sólo se le llama "cuadrado". Y que en la baraja española se corresponde con "oros".