Arco - Arco Iris
Arco e instrumentos musicales de guerra
Teodoro de Bry, Asia y África (1597-1628)
"La tensión del arco está relacionada matemáticamente con el poder de la flecha. Pitágoras estudió musicalmente estas correspondencias en relación al tamaño de la cuerda. El arco guerrero es un instrumento vibratorio que impulsa a distancia su potencia anónima. En muchos pueblos arcaicos los límites de su territorio estaban dictados por las distancias que recorrían las flechas disparadas por sus jefes hacia las cuatro direcciones del espacio". (Federico González, El Tarot de los Cabalistas. Vehículo mágico, cap. VII: "Diccionario de los símbolos del Tarot").
2. La tensión de los intervalos del Monocordio Universal son las posibilidades del Ser que darán lugar a la Creación del macro y el microcosmos.
Iris
V. Cartari, 1647
3. El arco iris siempre ha representado la mediación pontificia entre cielo y tierra. En la mitología nórdica el puente de Bifröst unía el Asgard (cielo) con Midgard (tierra). En la noche, el Camino de Santiago, es decir la Vía Láctea, nos une con lo celeste.
El Señor igualmente se expresa por el arco iris y la ilusión perfecta de sus colores como formas de manifestar su gloria y la posibilidad de acceder a su seno, misterio impredecible. La diosa Iris, vinculada a Hermes, recibe su nombre de este fenómeno pintado en los cielos.
4. El arco de guerra o caza es el arma más poderosa antes de la utilización de las de fuego. Portador de una flecha que llevaba la muerte en sí, inversamente a la de Cupido que entregaba el Amor a todo aquel que estuviese dispuesto a ello.
5. La palabra arco designa a su vez los distintos arcos que coronan las paredes y sostienen el techo de algunas construcciones de tipo grandioso, en cuanto a templos se habla, amén de la de los palacios, mansiones y moradas que pueblan la ciudad de Dios, (que es una multiplicación de su casa, de la mansión divina que habita en todo tiempo y lugar y brilla y se oscurece para pobres, ricos, chinos, mulatos y paraguayos, etc.), y a su semejanza, la de los hombres.