DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Árbol de la Vida

Símbolo universal presente en numerosas tradiciones.

Imagen del cosmos representado por un árbol, símbolo del eje del mundo implantado en la tierra que conjuntamente con sus ramas, savia, vegetación, semillas, flores y frutos constituye el símbolo más claro de la vida en el universo, alentada perennemente su clorofila por la luz, que busca y obtiene del motor de los rayos solares.

La Cábala hebrea utiliza un diagrama del árbol arquetípico llamado Sefirótico por estar formado por diez esferas denominadas sefiroth plural de sefirah. Estas configuran los centros vitales "neurológicos" de la creación, es decir, de toda manifestación, así sea ella la más pequeña o la más grande, la más simple o la más compleja.

Damos aquí la representación del esquema de este árbol que consta de diez números asociados a los círculos en el plano, esferas en lo espacial, directamente relacionadas con la escala numeral pitagórica –e indirectamente con la Tetraktys– que los hebreos tomaron de los griegos por derecho propio, ya que esa era la cultura del pueblo judío, durante siglos de su historia hasta la fecha.

Arbol de la Vida Sefirótico

La Tsimtsum es, como se dice, una extraordinaria contribución del pueblo judío al pensamiento universal: para la Cábala consiste en la contracción de Dios en sí mismo y lo que queda es un espacio vacío apto para la Creación. Ese proceso que da lugar al Árbol de la Vida, los cabalistas lo conocen como la rotura de los vasos (shebirat ha-kelim), recipientes que no pueden contener la plenitud divina y que por lo tanto, incapaces, se quiebran en añicos y derraman su contenido generando de esta manera al cosmos, incluido el microcosmos que pasa a ser entonces receptáculo del mundo en general.

Recordar aquí que para los cabalistas la creación es perenne y lo que se produjo al Principio se manifiesta de modo sucesivo generando la progresión aritmética que es desde otro punto de vista eterna, simultánea e inmóvil.

Las sefiroth son las numeraciones (o esferas) que conforman el Árbol de la Vida. Damos a continuación la enumeración de las mismas, siendo ésta una secuencia fija que es válida tanto para el Universo como para el hombre, es decir, para cualquier proceso creativo, del que son los productos la totalidad de los fenómenos, seres o cosas, lo mismo los que pueblan la "realidad" exterior como la interior que abarca además tanto lo manifestado como sus diversos niveles de inmanifestación. Las damos de lo alto a lo más bajo, de Kether (la Corona) a Malkhuth (la inmanencia divina).

                              1 Kether (Corona)

                              2 Hokhmah (Sabiduría)

                              3 Binah (Inteligencia)

                              4 Hesed (Misericordia)

                              5 Gueburah (Rigor)

                              6 Tifereth (Belleza)

                              7 Netsah (Victoria)

                              8 Hod (Gloria)

                              9 Yesod (Fundamento)

                            10 Malkhuth (Reino)

Arbol de la Vida y correspondencia con planetas y metales

A su vez nuestro Árbol admite una división en planos o mundos y en columnas o pilares. La primera de ellas es la partición cuaternaria y horizontal: Atsiluth, Beriyah, Yetsirah, y Asiyah. (Ver figura).

       Arbol de la Vida y correspondencia con los cuatro elementos y cuatro mundos.

La más elevada, que constituye los Principios de la Creación está formada por las tres sefiroth más altas: Kether, Hokhmah, Binah; luego, la que se corresponde con las numeraciones 4, 5, 6: Hesed, Gueburah, Tifereth. Le siguen las esferas 7, 8, 9, Netsah, Hod, Yesod y finalmente y solitaria la décima Malkhuth, la inmanencia divina, el mundo de la acción, específicamente nuestro mundo, que admite también una subdivisión cuatripartita: del arquetipo, o mundo de las ideas, al mundo material, tal cual lo perciben los sentidos.

Igualmente una división ternaria en columnas verticales: la de la derecha relacionada con lo activo formada por las sefiroth 2, 4, 7 (Hokhmah, Hesed y Netsah), otra neutra y central constituida por 1, 6, 9 y 10 (Kether, Tifereth, Yesod, Malkhuth) y finalmente una tercera, la columna de la izquierda, pasiva, construida por el 3, 5 y 8 (Binah, Gueburah y Hod). (Ver figura).

Las tres columnas del Arbol de la Vida: activa, pasiva y neutra.

2. El árbol es un símbolo del eje y como tal conecta lo alto con lo bajo, el cielo con la tierra, y es por lo tanto vehículo de unión entre varios planos; esto se halla representado por sus raíces subterráneas, su tronco aéreo y su copa celeste. Es muy importante el proceso del desarrollo del árbol que nace de una simple y pequeña semilla que, sin embargo, contiene toda la posibilidad de la generación; este proceso, así como el de la agricultura en general, y en particular la del maíz en América, y el trigo en Europa, en todas partes es asimilado a una muerte y posterior resurrección, pues tiene que morir la semilla, pudrirse en la tierra, para transformarse en árbol-vida, lo cual es equiparado al desarrollo implícito en la iniciación y los ritos que le acompañan. El símbolo del Árbol de Vida (o sea el de la generación cósmica perpetua), es solidario con el del árbol en general y está presente en numerosas culturas indígenas; hoy mismo se lo puede ver representado en el folklore de distintos pueblos, por ejemplo en los del centro de México. Este símbolo es verdaderamente universal, como se ha dicho, y pertenece tanto al cristianismo como al judaísmo, al hinduismo y budismo, a la civilización china, a las culturas australianas, a los egipcios y mesopotámicos. Existe también una relación entre este árbol cósmico y el hombre, pues ambos constituyen símbolos verticales y de unión, y son parte del mismo sistema vital.

Los postes rituales, tales los denominados poles entre los indios del noroeste norteamericano, son herederos directos del árbol, concretamente del cedro.

Entre los mayas antiguos era frecuente la representación del Árbol de la Vida. Para esta civilización ese Árbol de Vida es representado por la ceiba, aún hoy plantada en el centro de sus poblaciones y plazas, especialmente en Guatemala. El cactus, o nopal, es equivalente en el desierto mexicano al Árbol de Vida, lo que se hace patente en los grabados de la fundación de Tenochtitlan, donde esta planta era uno de los símbolos constituyentes de la visión de los profetas y sabios que peregrinaban en busca del lugar elegido para que fructificase la civilización azteca. Puede verse en este ejemplo la interrelación entre el simbolismo vegetal y axial del árbol. Grados de la conciencia.

Sobre la tierra cúbica creían los mayas sembrado el árbol de los cuatro puntos cardinales, de los cuatro ángulos del Mundo, el vahonche o Árbol de la Vida. En algunas pinturas figurativas se ve el cuchillo de los sacrificios con la forma de este árbol, sobre las víctimas humanas. (Miguel Ángel Asturias, Leyendas de Guatemala).