DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Tezcatlipoca (México)

Deidad náhuatl, principal de las tribus nahuas de la parte oriental del Valle de México. Dios astral de la oscuridad y del cielo nocturno.

Asimismo numen de los tiempos anteriores a la creación cuando aún era de noche.

Emblema del Polo celeste simbolizado por la Osa Mayor; por ello, se le identificaba con esta constelación. Era tomado por dios principal y viajó junto con Huitzilopochtli en la migración de los aztecas nómadas hacia Tenochtitlan.

Walter Krickeberg en Las Antiguas Culturas Mexicanas dice:

El dios Tezcatlipoca se transformó en el dios Mixcóatl y creó el primer fuego con ayuda del taladro en forma de molinillo, porque Mixcóatl reside en el polo celeste, alrededor del cual gira el firmamento entero como el palo en el orificio de la tabla por taladrar al hacer el fuego.

Y agrega en el libro ya citado:

En todo caso, según su significado original, Tezcatlipoca era un dios estelar, hecho que se desprende también de los mitos que relatan su origen. Ya sabemos que se transformó en estrella polar para producir el fuego; en otro mito se convierte en la constelación de la Osa Mayor. En los países tropicales, esta constelación aparece verticalmente en el cielo, y era interpretada por los mexicanos y los mayas como un «hombre de una sola pierna» (Huracán en el idioma de los mayas de las tierras altas). A esto se debe que Tezcatlipoca esté representado en los códices con un pie arrancado. El hecho de que esté dibujado con un espejo humeante o llameante en el sitio del pie arrancado y en la sien, es decir, en ambos extremos de su cuerpo, se debe posiblemente a que se querían indicar los dos lugares del horizonte en que emerge el sol desde el océano y desaparece; pues los mexicanos le daban a una superficie de agua el nombre de «espejo de agua». Estas relaciones con los fenómenos naturales conformaron para los aztecas las características de Tezcatlipoca por las que lo veneraban tanto como le temían. El era el ojo que ve de noche, al igual que las estrellas, y era por consiguiente juez y vengador de cualquier acto criminal; era omnisciente y omnipresente, severo e insondable. Era el dios que actuaba según su parecer cuyos esclavos somos (titlacahuan) y lleva como símbolo de su capacidad para escudriñar lo escondido el «utensilio para ver» (tlachieloni) –una vara con un disco agujereado en un extremo–. Era un antiguo instrumento de ceremonia que aparece todavía en el culto de los huicholes actuales con el mismo nombre (nierika o instrumento para ver).

En otro nivel, ya creacional, es la faz oscura del reflejo de Ometéotl, siendo su faz clara Tezcatlanexia o «espejo que hace aparecer las cosas», el sol.

En el principio, Tezcatlanexia-Tezcatlipoca son una pareja de títulos atribuidos a Ometéotl, en cuanto a su actividad diurna y nocturna, como dos aspectos polarizados pero no separados del principio dual supremo. Después, por un primer desdoblamiento aparecen los cuatro Tezcatlipocas como hijos de Ometéotl, que ocuparán las cuatro direcciones del espacio horizontal, o acaecer temporal del universo, cooperando para crear el mundo en el que posteriormente empezará la lucha, por la supremacía del poderío.

Miguel León Portilla en su Filosofía Náhuatl lo dice así:

Identificándose muy pronto el Tezcatlipoca rojo con el lugar del oriente, Tlalpalan la región del color rojo; Tezcatlipoca negro con la noche y la región de los muertos, situada en el norte; Quetzalcoatl, noche y viento con el oeste, la región de la fecundidad y la vida y por fin el Tezcatlipoca azul –personalizado por el Huitzilopochtli azteca en Tecnochtitlán ligado con el sur, la región que se halla a la izquierda del sol.

Tezcatlipoca. Códice Borgia, pág. 21.
Tezcatlipoca. Códice Borgia, pág. 21

Tezcatlipoca tenía entre otros títulos sagrados el de Tepochtli, «el joven» y Yáotl, «el guerrero»; es el patrón de los guerreros jóvenes (perpetuamente joven) que ingresaban en el Tepochcalli a la edad de quince años. Presidía también la orden militar de los caballeros-jaguares. Aparece siempre como patrón de la casta guerrera. Más tarde se le identificará con Huitzilopochtli que ya no tiene un simbolismo polar sino solar.

Es interesante señalar que la Osa Mayor (constelación de siete estrellas y encarnación de Tezcatlipoca) simboliza también entre los druidas el poder temporal y la casta guerrera; y se convierte en constelación polar sustituta desde la rebelión de los representantes del poder guerrero contra la supremacía de la autoridad espiritual. En la tradición atlante, la Osa Mayor igualmente es remplazada en su función polar por las Pléyades que son asimismo siete estrellas y que para los griegos eran las hijas de Atlas o Atlántidas o «doncellas de Occidente».

Las primeras manifestaciones de esta rebelión, en efecto, se remontan más lejos que el comienzo del Kali Yuga, en el período Atlante. (Ver René Guénon, «El Jabalí y la Osa», cap. XXIV de Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada).

Tezcatlipoca como Jaguar Cósmico. Códice Borbónico.
Tezcatlipoca como Jaguar Cósmico, en la
tercera trecena del Tonalámatl, con el símbolo
de la Osa Mayor en la cabeza. Códice Borbónico

La mitología Náhuatl coloca siempre a Tezcatlipoca en perenne lucha por usurpar el mando del poder sacerdotal. De hecho es Tezcatlipoca el que en el acontecer histórico, engaña a Quetzalcóatl con sus argucias mostrándole su imagen «corporal» en un espejo, provocando la caída del «sacerdote» o sea, la caída de Tula y el fin de la supremacía de la casta sacerdotal.

Sintetiza el lado sombrío y nocturno de la naturaleza, la noche propicia a los brujos y a los maleficios; él mismo, dios hechicero, ve, en su espejo de obsidiana todos los acontecimientos del mundo. Su nombre significa «espejo que humea»; tézcatl (espejo) popoca (humear). La luna es este espejo humeante cuando está cubierta de nubes.