DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Espejo

El espejo refleja nuestra imagen, aunque de modo invertido. Si bien los primeros espejos de la antigüedad son de metal es obvio que el primer espejo es el lago o el río, de aguas quietas, presente en el mito de Narciso que sólo es capaz de ver su imagen exterior.

En este sentido los espejos serían enemigos del Sí Mismo y el Conocimiento, e incluso capaces de atrapar la imagen del que se mira en ellos, cautivo de su individualidad. Su utilización mágica seguramente deriva de que la ilusión es imagen de la realidad como la ciudad terrestre lo es de la ciudad celeste. Nunca es verdad lo que nos dicen los espejos.

Los primeros espejos "científicos" que no fueran de metal o vidrio, igualmente arcaicos, se fabricaban con un tonel, o pozo no profundo donde pudieran verse las figuras de las estrellas por la noche y fueron utilizados por los astrónomos de la antigüedad.

El espejo es siempre el otro, el que no es el que es, o el que lo sustituye en una constante interrelación de personajes, la danza del yo y el otro.

El espejo es de por sí mágico –como ya se ha dicho– y se han utilizado siempre para actos relacionados con la visión y las deformaciones que ésta puede sufrir.

Hay igualmente un espejo donde todo se ve, que es atributo de adivinos y chamanes. Por otra parte y siendo que los símbolos deben necesariamente ser enseñados y aprendidos sin lo cual no pueden comprenderse, el iniciador o hierofante cumple siempre también una función especular donde el aprendiz pueda mirarse, o viceversa.

Espejo mágico. Conde de Saint-Germain
 
El espejo mágico.
Miniatura de La Très Sainte Trinosophie atribuida
al Conde de Saint-Germain, siglo XVIII.

Se debe volver sobre aquello de que la imagen que proyectan los espejos es invertida con respecto a lo que reflejan, como también lo son muchas analogías.

¿Soy o no soy? Se preguntan de forma indefinida los espejos, aunque todos ellos saben que son sólo un reflejo de un Principio al que conocen, pues se mira en ellos.

2. Dado que no parece advertirse la diferencia y se suele tomar como una banalidad algo por demás evidente: sin la dualidad no existe la Unidad pues no hay donde ésta pueda reconocerse, ya que no existe el espejo aquel que genera todo lo existente puesto que ella al mirarse en él toma conciencia de sí misma. El "yo" y el "otro" conforman una misma entidad que necesita autorreflejarse para conocerse.