DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Ciudades y Centros Sagrados

1. Alejandría

Ciudad fundamental en los primeros siglos de esta era donde se originó en la época egipcia-griega-romana, el pensamiento hermético auspiciado por Hermes Trismegisto, heredero de Thot, el escriba divino, el Hermes griego y Mercurio romano, mensajero de los dioses en un amplísimo espectro que abarca un número grande de sabios y profetas que han encarnado y fecundado este pensamiento, de lo que son testigos la Tabla Esmeralda, el Corpus Hermeticum, los textos hallados en Nag-Hamadi y el conjunto del pensamiento llamado gnóstico y neoplatónico con una pléyade de autores.

También es célebre por su biblioteca, incendiada por Julio César en el siglo I a. C. y saqueada por Aureliano en 273 y rematado el expolio por Diocleciano en 297.

Igualmente por su faro que en su momento constituyó una de las siete maravillas del mundo antiguo, aunque hoy inexistente.

Ubicada en el delta del gran río sagrado, el Nilo, miraba al mar y fue fundada nada menos que por Alejandro, el Grande, constituyéndose en el centro de variadísimas culturas que confluyeron en ella, incluso el cristianismo de los primeros siglos, al mismo tiempo que fue heredera del pensamiento egipcio y el greco-romano, como se ha dicho, y así mismo el persa e hindú, con sabios traídos por Alejandro debido a sus conquistas abriendo al mundo de esa época la sabiduría de Oriente.

Croquis de la ciudad de Alejandría, 1575

Alejandría. G. Braun y F. Hogenberg, Civitates Orbis Terrarum, II 56, 1575
The Hebrew University of Jerusalem and the Jewish National and University Library

En todo caso es la cuna del hermetismo alejandrino y un lugar central de irradiación de las doctrinas herméticas, como luego lo fue Florencia en el Renacimiento.

Algunos viajeros lectores de L. Durrell se dan cuenta de que la Alejandría de hoy no tiene nada que ver con lo que se describe en su apreciado libro y lo que allí se pinta. ¡Preparaos! seguidores de Hermes enamorados de los mil aspectos de su dios y su variada y a veces casi incomprensible energía, los devotos peregrinos de la cultura egipcia y greco-latina, porque su deambular es más en su caso una religio mentis y no un viaje convencional, casi turístico, del que lo mejor está en el museo arqueológico local… aunque éste es nada comparado al de El Cairo, pese a su desorden y sus vitrinas del siglo XIX.

¿A dónde ir? No hay a dónde. Aunque se recomiendan todos los peregrinajes.

Alejandría

Cornelius de Bruyn, vista del pilar de Pompeyo con Alejandría al fondo, 1681