DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Aztecas

Tribu guerrera que salió del Norte, de la mítica Aztlán, guiada por su dios Huitzilopochtli y que después de peregrinar y vivir como pueblo nómada durante 208 años, descubre el lugar profetizado en el que debería fundarse la ciudad de Tenochtitlan, donde se encuentra hoy la capital de México. Una vez asentados en ese lugar, y después de pasar y superar grandes dificultades, allí fundan su centro, recibiendo enorme influencia (en la lengua, los dioses, los ritos, las artes) de la antigua civilización tolteca y de los pueblos vecinos. En sólo dos siglos logran una impresionante expansión y construyen un gigantesco imperio que tendría al momento de llegar los españoles, una gran influencia y dominación en toda el área mesoamericana. Náhuatl.

División cuatripartita de Tenochtitlan-México. Códice Durán.
División cuatripartita de Tenochtitlán-México figurada por cuatro deidades
y el centro por el águila y el nopal. Códice Durán, lám. 6

En esta Tradición son muy importantes los usos y costumbres, que tanto llamaron la atención de los españoles que al punto creyeron que eran la tribu perdida de Israel por la sabiduría y ética de sus convicciones y forma de vida. He aquí una muestra de uno de los textos escritos por ellos en su lengua y que por su interés inmediatamente tradujo fray Andrés de Olmos (nótese que el azteca subsiste hoy en las comunidades náhuatl, incluso en el Distrito Federal):

He aquí cómo responde el hijo que ha sido amonestado

68. Padre mío, ha hecho otorgamiento tu corazón. ¿Quién soy yo? ¿Por quién me tengo? ¿Soy águila, soy ocelote? ¿Así te haré olvidar, así haré que te apacigües en lo que como tu flecha de águila, tu flecha de ocelote, en mis orejas, donde me instruyo, colocas? Lo que es precioso, redondo, el jade, me lo entregas a mí; como si fuera un collar en mi muñeca, en mi garganta lo atas. Favoréceme, ojalá me hagan el bien tu rostro, tu corazón, para que aún obtenga algo de ti un día, dos días, porque aún frente a ti, sobre ti observo.

69. ¿En dónde en verdad me arrojarás? ¿En dónde en verdad me dejarás? ¿Quizás así, quizás no así soy tu águila, soy tu ocelote? ¿Acaso así aquí te cansarás, te desalentarás, aun siendo yo tu don, tu merecimiento? Y si aún un día, dos días, me hace vivir el Dueño de la cercanía y la proximidad, Aquel por quien se vive, Dios, ¿acaso ya yo frente a la gente, sobre las personas te haré vivir? ¿Y acaso yo a la estera, al sitial, los empujaré con el pie?
¿Acaso he salido muchacho pendenciero, no respeto a los demás? ¿Acaso tú dices que es saber vano en la tierra? Porque no en verdad, no es saber vano.

70. ¿Acaso vemos detrás de nosotros, a nuestra espalda, cómo viene lo arenoso, lo tempestuoso, que es aquí como una trampa para la gente? ¿En el lazo para atrapar personas nos meteremos? ¿Y con esto, acaso por mí te alegrarás, por mí te regocijarás que soy tu águila, que soy tu ocelote? ¿Y sobre mí pondrás aquí todos tus escudos, sobre mí colocarás tus macanas; aquí junto a mí acercarás lo caliente, lo tibio, y lo frío, lo helado, lo que instruye, lo que hace ver? ¿Acaso desalentaré a tus manos, a tus pies para que así me arrojes, para que así me lances, a mí que soy tu collar, tu pluma de quetzal? ¿Acaso escucharé, acaso no tomaré en cuenta lo seco, lo húmedo, que en mí colocas?