DICCIONARIO DE SIMBOLOS Y TEMAS MISTERIOSOS
Federico González Frías

DICCIONARIO

Actor

"El actor es por momentos equiparado a un mago e inclusive en otros a un teúrgo. Y todo esto casi sin que el propio actor se entere de que esto está siendo así, trabajando no para un supuesto espectador sino fundamentalmente para sí mismo." (F.G.F., Blog de la Colegiata Marsilio Ficino).

El actor Nakamura Utaemon III como Ishikawa Goemon. 1826

Hokushu, el actor Nakamura Utaemon III como Ishikawa Goemon, 1826

"En la realización de la Obra Teúrgica hay cierta teatralidad, se trate o no de ceremonias propiamente dichas. Esto es perfectamente lógico si se considera que el adepto es sacado totalmente de su condicionamiento puesto que sus valoraciones son ya otras, al punto que la programación que le servía hasta el momento no es válida para diferentes espacios mentales y distintos tiempos internos. Esto produce una contradicción, un drama (o comedia), en la psiqué del chamán (actor), un auténtico psicodrama que incluye a veces extraños comportamientos o actitudes inhabituales, no sólo para los demás, sino para el mismo mago (intérprete), inmovilizado de asombro. En el entrenamiento del arte de percibir la teatralidad constante de la vida se presiente y comienza a recorrer una superestructura que la comprende a ésta, la cual, sin embargo, no es distinta de ella, aunque constituye un espacio otro." (F.G.F., Simbolismo y Arte, cap. "Arte Teúrgica").

Por su parte, Carlos Alcolea, en su estudio sobre "El Teatro de la Memoria", afirma:

(…) ¿Qué artista no nombra alguna vez a la inspiración o a alguna de sus patrocinadoras, como entidades abstractas capaces de favorecer el hecho creativo? ¿Y qué es la inspiración, sino el númen a través del cual se evoca un estado propicio apto para encarnar la intención de aquello que se pretende representar? (…)

(…) El hecho mismo de nacer implica inevitablemente abrirse a la vida, con todo lo que conlleva, cosa que el neonato asume de manera natural. Además no le queda otra que recibir-se a la existencia, y simultáneamente devolverla regenerada por el propio gesto que signa el nuevo nacimiento. Por supuesto que todas estas nociones como simbólicas que son, pueden ser trasladadas a cualquier dominio de la manifestación universal, representada como un vasto escenario donde se escenifica el drama cosmogónico, interpretado por los más grandes actores, los dioses y diosas que actúan de acuerdo al plan primigenio. El verdadero artista, consciente de sus limitaciones individuales y más allá de cualquier interés personal, sólo debe adecuarse a este modelo. Desde esta perspectiva, cuando el actor interpreta personajes que expresan ideas suprahumanas, está ordenando su psiqué, lo que es igual a abrirse a dichas ideas. Un gesto, un rito que le confiere la facultad de encarnarlas y simultáneamente hacerlas llegar al espectador (devolverlas), por medio de su actuación.